La música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo. Platón
La frase de Platón nos recuerda hasta que punto la música nos ayuda a conectar con nuestras emociones y a encontrar el equilibrio, igual que gracias al ejercicio mantenemos la buena forma de nuestro cuerpo.
Pocas cosas son capaces de modular nuestras emociones como la música. Poner una canción alegre nos pone inmediatamente de buen humor y en cambio una canción triste puede hacernos sentir un punto de melancolía hasta en nuestro día más feliz. Hay muchas personas a las que se les llenana los ojos de lágrimas al escuchar una determinada canción, por muchas veces que la hayan escuchado, puede que porque les recuerde un momento concreto de su vida –por su componente emocional, muchas veces asociamos un tema o un álbum a momentos muy precisos de nuestra vida, un verano, una noche, un año- o sencillamente porque la letra o la melodía les ‘toque la fibra’. La música es capaz de activarnos y de relajarnos, de hacernos compañía y reconfortarnos.
Además, la música nos ayuda a socializar –ya sea yendo a un concierto o participando en un coro-, a ser más empáticos e incluso, según de muestran diversos estudios, a estar más abiertos al cambio. Todas ellas propiedades que explora la musicoterapia, la terapia psicológica basada en el uso de la música para dar salida a las emociones negativas y generar emociones positivas.
¿Lo mejor de todo? No hace falta saber tocar un instrumento o cantar para disfrutar de ella, como se suele decir ‘la música es un lenguaje universal’ que nos habla a todos.
Imagen de portada vía Tracy Irve
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