Hay personas (muchas) que, a la hora de estudiar, leer o realizar cualquier tipo de actividad que requiere de concentración, solo puede llevarlas a cabo en silencio. Otras, sin embargo, necesitan algo de ruido de fondo para poder sentirse a gusto, bien sea un hilo musical, bien un programa de televisión que poder ignorar pero que, al menos, haga compañía.
Yo me encuentro en el segundo grupo y soy completamente incapaz de estar en el más absoluto silencio. No es manía, sino puro y verdadero miedo. Cuando me quedo sola en casa estudiando y no hay nada sonando de fondo, inmediatamente comienzo a oír ruidos extraños que en realidad no existen. Y si no, me deprimo porque la soledad y yo nunca hemos sido muy buenas amigas.
Pues bien, el año pasado me regalaron el pack de Las chicas Gilmore, una serie lo suficientemente buena como para haberla visto entera (dos veces) y lo suficientemente mala como para poder tenerla puesta sin prestarle ninguna atención mientras estudio o trabajo. La serie me duró toda la época de exámenes y tan solo compartió protagonismo en mi tiempo con el famoso Gangnam Style de Psy, que me ayudó con el temario de una de las asignaturas más difíciles del curso (a pesar de lo que pueda parecer por su estridencia, era mi canción favorita a la hora de estudiar).
Ahora que el curso ha empezado de nuevo, desde el primer momento en el que me reencontré con mi escritorio volvió a rodar en mi DVD la primera temporada de Las chicas Gilmore. Promete ser un año duro, pero las buenas compañías facilitan el trabajo sucio.
Sé de buena fe que no soy la única que hace esto. Conozco gente que estudia mientras ve Bob Esponja, Anatomía de Grey o el Live at Wembley de Queen. El caso es no estar en silencio, buscar la compañía en la (exageradamente llamada) “caja tonta”, que no siempre es tan tonta (todo depende, cómo no, del uso que le dé cada uno, ¿verdad?)
Que los que aman el silencio me perdonen. Soy hija de la época de las nuevas tecnologías, de la era de las comunicaciones y una fan incondicional de series amables y cálidas. Y no soporto el silencio: los fantasmas se manifiestan a lo Bitelchús.
*Imágenes de www.keepcalm-o-matic.co.uk y comerviajaramar.wordpress.com
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